Mi primer periodo se basó en lo imaginario. La arquitectura de ficción, los paisajes marinos y las naturalezas muertas me permitieron desarrollar habilidades técnicas.

La reflexión sobre las imágenes que nos rodean y las que yo realizaba me ayudó a desarrollar un enfoque crítico en consonancia con mi formación universitaria. Cuando el artista visual toma la representación de su tema en el lugar del original, crea una puesta en abismo.

Nuestro mundo tecnocrático de comunicación universalizada nos remite cada vez más a una experiencia a través de terceros. Así que propuse una deconstrucción narrativa mediante yuxtaposiciones de reencuadres que revelan las diferentes etapas de la elaboración de una imagen pintada.

Antes del paso al tercer milenio, se experimentó con la línea en goteos aleatorios, reforzando el aspecto gráfico y dando una nueva perspectiva a obras que incluían elementos en relieve, combinando materiales y representaciones.